Mito 1: ¿Eres muy o poco celíaco?
Claramente este mito es FALSO.
No se puede ser muy o poco celíaco, se es o no celíaco. Así que almas de
cántaro que vais por el mundo preguntando los grados de celiaquía de
vuestros semejantes, olvidaros: no hay celíacos más puros que otros celíacos.
Entiendo que muchos de los que
hacen esta pregunta se refieren a los síntomas que tiene un celíaco (si
son más o menos graves), pero eso no significa que si no tienes síntomas
físicos evidentes e instantáneos seas menos celíaco que aquel que se pasa tres
días fatal por comer una traza de gluten. Tampoco quiere
decir que el hecho de ser “poco celíaco” conlleve que te puedas
tomar la dieta sin gluten “a la torera”.
Todos los celíacos tienen una
reacción intestinal ante el gluten tengan síntomas físicos o no, por tanto,
todos sin excepción deben seguir dieta estricta sin gluten.
Mito 2: Por un poquito no pasa nada…
Si pasa. Lamentablemente es una
de las frases que más escuchamos y que más desespera. Un poquito, por muy
minúsculo que sea, ya afecta al alérgico o al celíaco. En el caso de los
intolerantes, depende de su grado de tolerancia al alimento, pero hay personas
que lo pasan realmente mal si hacen esa pequeña excepción. Cuando alguien
sigue una dieta alimentaria de exclusión y lo hace por temas de salud, es
bastante frustrante escuchar una y otra vez esta frase.
En el caso del alérgico
alimentario, una mínima cantidad de alimento puede provocarle hasta la
reacción alérgica más grave. Por eso es fundamental vigilar con la contaminación
cruzada, ya que incluso el contacto indirecto con el alimento (por
ejemplo, alérgeno- cuchillo-alimento) puede desencadenar una reacción alérgica
grave. Mucha gente no es consciente, ya que al no ver las trazas se
piensan que no pasa nada, como el que niega la presencia de un virus porque no
se vé. ¿Verdad que nos lavamos las manos antes de comer aunque
no veamos que estén sucias? En el caso de los alérgicos hay que hacer lo
mismo, el máximo cuidado siempre y por supuestísimo prohibidos comentarios
absurdos de este tipo.
En el caso de los celíacos, el
daño intestinal es el mismo se tengan o no síntomas físicos evidentes. Por
eso las precauciones deben ser las máximas, ya que hablamos de la salud de las
personas. Hay algunos celíacos sin síntomas que al no ver el daño
ocasionado, se piensan que pueden hacer pequeñas excepciones, aunque la
realidad no sea así. En muchos casos, el diagnóstico del celíaco se
produce en la edad adulta y siempre hay algún espabilado que te suelta lo de “pues
si toda la vida has comido gluten, no entiendo porque ahora hay que tener
tanto cuidado“. La respuesta es simple, si no sabes que algo te hace daño, no
puedes evitarlo. Una vez lo sabes, puedes ponerle remedio.
¿Qué pasa en el caso de los intolerantes
a la fructosa, sacarosa, o lactosa…? Todo depende del grado de intolerancia
que se tenga y de la capacidad de absorción de ese alimento. Pero yo me
pregunto ¿Quiénes somos nosotros para cuestionar si pueden o no un poquito de
ese alérgeno? De hecho, no conozco a nadie que se acerque a una embarazada
y le ofrezca un “cigarrito” mientras le suelta: “Total, por un
poquito no va a pasar nada”… Bastante duro es seguir una dieta de exclusión
como para encima tener que batallar con estos comentarios.
Mito 3: las alergias, intolerancias o celiaquía ¿tienen cura?
Volvemos a desmontar mitos. En
este caso hablamos de uno de los mitos que más llegamos a escuchar sobre la
celiaquía, las alergias e intolerancias alimentarias: ¿son para siempre? Cada
problemática tiene su respuesta, así que os las voy a ir desglosando a
continuación.
Las intolerancias alimentarias no tienen cura
En la mayoría de casos, las intolerancias
alimentarias se producen por un déficit en la enzima encargada de
metabolizar algunos alimentos, como en el caso de la intolerancia a la
fructosa o a la lactosa. Ese déficit enzimático suele ser permanente y, por
el momento, la única cura que existe es una dieta exenta del alimento.
Sin embargo, hay casos de intolerancias
alimentarias secundarias, es decir, a causa del desgaste intestinal de una intolerancia
alimentaria principal suele darse una o varias intolerancias alimentarias
paralelas de carácter secundario. En este caso, tras un tiempo sin
consumir los alimentos que provocan las intolerancias, se restaura la pared
intestinal y aunque se mantenga la intolerancia principal motivo de los daños,
el resto de intolerancias secundarias desaparecen.
¿La celiaquía puede curarse?
Según médicos y asociaciones de
pacientes, todavía no se conoce la cura de la celiaquía. La enfermedad
celíaca es una intolerancia permanente al gluten con base
inmunológica. Es decir, en la celiaquía existe un componente
genético que hace que las personas genéticamente predispuestas tengan un
desgaste de las vellosidades intestinales provocado por la ingesta de gluten.
A pesar de tratarse de una
intolerancia con una base inmunológica (como la alergia) no existe una
cura que se conozca, aparte de la no ingesta de gluten.
Las alergias alimentarias pueden desaparecer
Las reacciones alérgicas
están desencadenadas por el sistema inmunitario que asocia como “dañino” a
un alimento que en realidad no lo es. Esto provoca que el cuerpo reaccione ante
ese alimento atacándolo y provocando reacciones cutáneas,
respiratorias, digestivas e incluso en los casos más graves un shock
anafiláctico.
La alergia es una de las de las
problemáticas alimentarias con reacciones más graves que incluso pueden llegar
a ser mortales. Sin embargo, es de las pocas reacciones adversas a
alimentos que pueden desaparecer. Al tratarse de una reacción
inmunológica, los cambios hormonales asociados al crecimiento de los niños
pueden dar lugar a la desaparición de la alergia por si sola.
Igualmente, existen algunas
alergias alimentarias como la leche o huevo, que tras un proceso de
desensibilización acompañado por médicos y especialistas enseñan al
cuerpo a tolerar estos alimentos para que no provoquen una reacción alérgica.
Este tratamiento suele ser largo y no hay garantías que funcione en todos los
casos, pero hay un alto porcentaje de niños que eliminan su alergia tras
seguirlo.
Además, los médicos están
estudiando incorporar nuevos alimentos que provocan alergia en los procesos de
desensibilización alimentaria como los frutos secos o legumbres.
Mito 4: ¿Todos los celíacos son delgados?
No todos los celíacos son delgados
Es posible que antes del diagnóstico
de celiaquía hayan más celíacos que estén delgados. Esto se debe a
que su intestino no digiere bien, y por tanto, no absorbe los nutrientes
necesarios. Sin embargo, no todos los celíacos son delgados.
Los celíacos pueden ser altos,
bajos, listos, tontos, gordos y flacos. No hay un patrón sobre cómo debe ser el
celíaco ideal. Básicamente un celíaco es una persona que tiene que comer sin gluten,
un complejo de proteínas presente en varios cereales como el trigo, cebada,
centeno, espelta, kamut y triticale, porque su organismo reacciona al
ingerir esta proteína llamada gluten. Casualmente, los cereales que
llevan gluten son los que se utilizan normalmente para elaborar la
mayoría de cosas que engordan como la repostería, la bollería, la
cerveza, el pan, la pizza… Esto no quiere decir que un celíaco no coma estos
alimentos, los come igual, sólo que sin gluten.
Un celíaco baja de peso si
deja de comer todos estos productos que engordan, igual que cualquier persona
que no sea celíaca. Es decir, si un celíaco se pega un atracón de
magdalenas sin gluten cada tarde, va a pesar lo mismo que un no celíaco
hartándose a magdalenas con gluten. Todo depende de lo que comamos y la medida
en que lo comamos.
¿Comer sin gluten adelgaza?
El hecho de comer sin gluten, no
elimina los kilos de más. Es posible que al comer sin gluten bajemos de
peso, ya que al comer fuera de casa nos aficionamos a las ensaladas y la
carne a la plancha, y también eliminamos fritos (por temas de contaminación
cruzada) y rebozados. Lo mismo nos pasa con la cesta de la compra, donde antes
cabían 3 paquetes de galletas diferentes, ahora sólo va 1 paquete sin
gluten (y al precio de 5 paquetes con gluten). También comemos sin
tantos conservantes, ni colorantes, ni espesantes, ya que la mayoría de cosas
sin gluten las preparamos con nuestras manitas. Aunque esto no significa que
todos los celíacos sean delgados, al contrario. Al comer sin gluten
nuestro intestino digiere mejor los nutrientes y a menudo, nos engordamos un
poquito.
Fuente: allergychef